Javier Kanashiro es ultra trailrunner y 2023 hizo su primera maratón en ciudad. Ahora comparte con nosotros una crónica sobre su experiencia.

Esta crónica se remonta a febrero de 2022, específicamente a la semana donde ocurriría el maratón de Miami. Mis amigos, Richi, David y Charlie nos iban contando a los que nos quedamos en Lima, toda la experiencia de la expo, el trote de activación un par de días antes y todos los planes previos a la carrera.

Ya en el día de la carrera los trackeamos por la página de la carrera e íbamos siguiendo sus splits para ver si iban a lograr los tiempos que fueron a buscar.

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Puede parecer aburrido, pero el seguimiento es MUY emocionante cuando has sido parte de todo lo que conlleva preparar una maratón con un objetivo de tiempo ambicioso y estás pendiente de si se logra el objetivo. ¡Una vez que cruzaron la meta, yo solo podía pensar en que quería estar parado en esa línea de partida el año siguiente! (Ya pueden darse cuenta que cuando se me mete una idea a la cabeza, hago lo necesario para cumplirla). 

Un dato no menos importante es que yo tenía poco más de un mes de unirme al equipo que luego sería Toxic Running Squad. Así fue como el mismo día que lanzaron las entradas para el 2023 me inscribí y acordamos con el team correr juntos el siguiente año.

Aún faltaba un año y en junio tenía la que sería mi última carrera de ultra trail, antes de iniciar mi etapa de maratón. 

Llegó junio y crucé en 6to lugar los 80 kilómetros de una durísima Chicamocha Canyon Race. Una carrera que preparé con un entrenamiento con Diego Navarro probando un entrenamiento sin demasiado volumen, pero sí con entrenamientos de velocidad exigentes.

Preparando una Maratón

maratón en Miami

Pasaron volando seis meses de entrenamiento en los que aprendí a sufrir de otra manera. Ya no necesitaba correr 6 horas para estar destruido, bastaba con 1 hora con trabajos de velocidad o un 10K a tope. 

Preparar una maratón tiene un proceso y en mi caso, Diego aprovecho la anticipación con la que decidí prepararme y la base de resistencia que tenía, para construir velocidad para un 5K, luego escalar a un 10K y luego bajarle unas revoluciones para finalmente buscar el paso objetivo para la maratón.

Fue un proceso muy interesante, en el cual me costó muchísimo alcanzar ciertos ritmos, romper barreras mentales que me impedían probar niveles de exigencia que pensaba que no lograría y analizar MUCHOS números.

Esto último es lo que más me gusta de la maratón, se puede analizar mucha información (pulsaciones, pace, potencia, resistencia del viento, altimetría, etc.) y probar diferentes estrategias de carrera para ver cuál se adecua mejor al tipo de corredor y a la carrera que vas a enfrentar. Yo sé que se puede entrenar sin todo eso, pero soy un enfermo de la data.

A esta preparación le sumé el fortalecimiento con Mona en Transition. Un entrenamiento que combina ejercicios de fuerza con movilidad, muy enfocado en que puedas incrementar tu rango de movimiento y eso resulte en que seas un mejor atleta. 

El objetivo era claro, correr debajo de las 3 horas. Esto fue cambiando mientras avanzaban los meses y los números indican que podría apuntar a un objetivo aún más ambicioso, correr debajo de 2 horas y 50 minutos.

En el camino conocí muchas personas que ahora considero amigos con muchísima más experiencia. Con ellos compartí muchos entrenamiento y me dieron muy buenos consejos. Es clave escuchar a los que saben y aplicar las recomendaciones. Está de más nombrarlos a todos, pero creo que todos los que han seguido los miércoles de Ataud, ¡saben quiénes son!

La semana de la carrera

¡Llegó la semana de carrera! ya estábamos en Miami con Okari, mi esposa, y todo el team. Entre idas a comer, correr y estiramientos, llegó el día de recoger el kit en la expo, fotos con la comitiva peruana y muchísima buena vibra. Un dato curioso es que hasta ese día el clima había estado bastante fresco.

El sábado tocó alistar la ropa de carrera, la cena de pasta respectiva con todo el team y dormir (dentro de lo posible) para llegar con energía a esa línea de partida. Ya me había hecho la idea de que iba hacer calor, pero realmente no calcule lo que iba pasar ese día.

Llegó el gran día

Dejamos el dropbag y fuimos a calentar un poco antes de ubicarnos en el corral de partida. Estaba ansioso porque había que poner en práctica todo lo entrenado y sabía que debía calmarme para controlar la salida. ¡En un abrir y cerrar de ojos ya se escuchaba la cuenta regresiva, se me pasaron todos los nervios y comenzamos a correr!

Yo tenía claro que debía ser cauto en la primera mitad y tenía el objetivo de pasar la primera media maratón en 1h24m

Yo tenía claro que debía ser cauto en la primera mitad y tenía el objetivo de pasar la primera media maratón en 1h24m. Esto suponía correr a 4 min/km.

Para el primer punto de hidratación que estaba en el kilómetro 3.2, ya estaba totalmente empapado de sudor. La sensación de bochorno era muy pesada y no me dejaba correr cómodo. Así fueron pasando los kilómetros. Como en el kilómetro 10 sentí que tenía una ampolla en la planta del pie izquierdo. Era tolerable así que decidí ignorarla y seguir corriendo sin ningún cambio.

Sumado al calor en varias secciones de la carrera, el viento en contra era brutal. Con el mismo esfuerzo el pace se caía unos 10 segundos aprox. Ya me habían recomendado que no me pelee contra el viento, que afloje un poco y luego recupere el tiempo más adelante.

El calor incesante de la primera parte

Entre el kilómetro 10 y el 15 intenté probar un ritmo de 3:55 min/km por un par de kilómetros, pero no me sentía cómodo. Sentía que no encontraba esa fluidez debido al calor. Así que cambio de planes, a seguir pegado a los 4 min/km sin forzar mucho el cuerpo.

Para el kilómetro 18, sabía que Okari me iba estar esperando así que verla me levantó el ánimo y mantuve el paso hasta el medio maratón.

Desde que arrancó la carrera, intenté buscar un grupo para ponerme detrás y reducir el trabajo; que me ayuden cortando el viento, pero no pude encontrar a nadie al ritmo que buscaba mantener. Un grupo se puso detrás mío y no me permitía dejarlos pasar para compartir el trabajo.

Cuando llegamos a la media maratón, los que estaban corriendo esa distancia se iban a la derecha para llegar a la meta y los demás seguíamos de frente por un puente. Es ahí cuando el grupo que estaba detrás me pasa y me dice: “Thanks for keeping the pace”. La historia debió ser al revés, pero ya no había tiempo para renegar, solo podía seguir remando.

Entre el kilómetro 21 y el 35 el calor fue más intenso y la carrera, muy solitaria. Iba alcanzando gente en el camino y viendo como otros se desvanecían. Mientras tanto yo me peleaba conmigo mismo por mantener el ritmo, el cual se hacía cada vez más difícil. De hecho, el kilómetro 34 y 35 fueron los peores, el paso se me caía y yo solo quería pelear para que no se escape el tiempo.

Para ese momento la posibilidad de bajar las 2h50m se iba escapando y mientras hacía los cálculos, caía en cuenta que esta no iba ser la carrera que con la que había soñado.

El boost de energía que necesitaba

En el kilómetro 36, Okari me alcanzó en una bici y me dio los ánimos que necesitaba para levantar la cabeza y volver a pelear. Subí el ritmo, volví a estar cerca a los 4 min/km y así seguí peleando hasta el kilómetro 41, donde estaba el último puente que me iba dejar ver la alfombra de meta, llego el último giro a la izquierda y pise la alfombra.

El tiempo que buscaba ya se me había escapado, pero estaba corriendo fuerte y aún tenía algo de energía para rematar, así que el final si fue como lo había soñado.

Cruce la meta en 2h52m, adolorido y con el sinsabor de no haber logrado bajar las 2h50m, pero con la satisfacción de que había peleado de inicio a fin. 

Respecto a mi rendimiento, no hay mucho que analizar, corrí lo mejor que pude en las condiciones que nos tocaron, no arrugue nunca. 

¿Podría haber corrido en menos tiempo con otras condiciones? 

Eso no lo sabré hasta que lo intente en otra carrera. “Marathon is a beast” no perdona, no importan los números con los que llegues, no importa lo que diga la teoría, no importa lo que tú quieras.

El día de la carrera te vas a enfrentar a un monstruo que te va querer doblegar cuando menos lo esperes y es ahí donde vas tener que demostrar de que estás hecho.


Cabe resaltar que Javier terminó su segunda maratón en 21 de mayo en Lima, con un tiempo de 2:48:26.

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